En azul.
Me esfuerzo demasiado.
Como volcanes en la selva; a veces creo que se difumina en mi rostro. Tu rostro, o aquel que no se deja. No lamenta.
En la noche se silencia.
Si.
Basta mirar un meteorito.
El sueño soporífero que se deshace en un péndulo de motivos aparentes.
Voy acostarme. Luego me quedaré clavada en una cruz profunda, una estaca, en cualquier lado de la cama. Puedo ponerle infinidad de sabores, o de significados aterciopelados. Inherentes. Rojos o amarillos chillones, pétalos floridos.
Esta madrugada no hay hambre. Se esfumó, igual que las ganas de masturbar un ocaso en las sombras.
Ya no seduce. Explota.
Tic..tac....me susurra. Es una hoja, una mazmorra, una cantina sin vino o sin establo.
Creo que voy a cerrar el punto final, en tu lengua.
Un amor, o un te quiero. Un déjame. Oscuro como el sol. Mejor no digas. Desearías poder inhalar una palabra que el sonido de una sílaba.
Un beso sin sexo, un oscuro viaje sin aposentos.
Ya cerré el gong.
Salpicó. Ensuciando un somier.
Juguemos. Me desnudas y yo te penetro en un segundo sin cuentas......penetrar entiende, no concibo otra forma de sacudir mis cerrojos, aquellos de los deseos. Las horas muertas.
Esa.....impeturbable voz de un run run....el gato que malvive en mi oido. La escarcha.
Los días.
En teoría debería pasar a la práctica sin doblez,
jugando. Ya lo vives,
en una mano dentro de un puñado de raices que intento solventar como un mapa,
que desentierre un suspiro.Desenterrando, mi lecho, mi nombre, otro tal vez.
Me desentierro en ese lamento de continuos arrecifes.
Te agitas, nos agitamos en dos nadas menos un momento que den la suma de dos murmullos, en tu cama.
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