¡¡Qué
me queda!!ni siquiera la punta a un lápiz, me la comí como la termita,
esa arrasó mi vertedero, solo solanas, ruínas y una goma sin despuntar
la vid..
De
secano, como la tierra. Sin raíz, se esfumó y con el viento, diseccioné
tu memoria y la hice arena, como si no hubieras existido.
Voy a
convertir el amor en un desierto, en una zona arrasada por el temblor
de una odisea. Una nota discordante en el vértice de una soberbia. Solo marco el teclear de un rumor que ensordece las
caracolas de un vacío, esa nada sin cafeína que se llama al despeinar la
mañana y se enrosca como la serpiente y pronuncia tu nombre.
Me matan los instantes, esos, corrosivos. No tienes que limar ninguna complacencia.
El instante es como el minuto que no se saborea y en cambio se disipa como el vacío de una garganta.
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