Apuntalar lo deforme, lo absurdo, es sinónimo de roto.
Un roto en las anillas o atercado a la razón.
Los humanos somos una ecuación tridmensional de vacíos, cuentas y treguas vendidas, de exquisita mansedumbre y liviana memoria.
¡Quién habla con un bla en los ojos en el agujero de las cicatrices! no me permiten las ganas de arrancar de cuajo el múltiplo de 3 para ser algo menos que un arpón en medio del circo.
¿Por qué morir en minutos cuando lo hago en voces disidentes, gálapagos insurgentes que destrozan las ganas de fornicar en las gargantas?
Has tomado por error mi garganta, mi sexo, mi huída, mi labio mi ceja, mi contradicción, mi bombilla, mi sombrero o mi queja en adornos que se escapan de las encimeras y me convierten en nada que no quiero ofrecer, y sin embargo....
Quién...¿quién tornara el aire y lo convertirá en espuma de azucar en mi relleno?
Tan ácido, amarillento, tan nublado como un muslo en medio del placer en los brazos de la fiebre o del estigma o la desnudez.
Podría beberme el litio, y destronar la guerra de mi odio con el opio de la paz, sorteando silbidos que no soy capaz de traducir porque es como darte cuenta de mi debilidad, no está preparada para el galanteo en las sombras.